jueves, 4 de enero de 2007

Morir de éxito




Puede que haya más formas de que la varita mágica del “éxito” le toque a uno en la sociedad capitalista, o neoliberal como le gusta ahora llamarse. Una de ellas es que por alguna razón, el artista o profesional en cuestión se convierta en un fenómeno de masas. Y es que en un sistema cuya religión es el dinero, los dioses adorados deben adaptarse a las circunstancias ¿o alguien se puede figurar a un ídolo de masas de hoy día viejo, pobre o feo? Que dicha varita mágica de la gloria toque es una suerte para todos aquellos que consiguen no morir de éxito. Y si no, que se lo pregunten a los Guns & Roses o al moribundo Michael Jackson.

Desde antaño, los únicos animales pensantes, o más pensantes, que existen en la tierra, o al menos eso pensamos nosotros, somos los seres humanos. Y desde antaño, por esa manera que tenemos de pensar, hemos necesitado que muchos interrogantes se resuelvan. ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?. Como la cosa nunca ha estado fácil, ni siquiera para los cerebritos más pintados pues los más listos, que no necesariamente más inteligentes, se han dedicado a erigirse en pastores del rebaño, sacando con ello pingues beneficios. Todas las religiones han servido y siguen sirviendo para ese fin.

Pero, como los tiempos cambian, ahora ya no se llevan los mandamientos, ni los credos ni las vírgenes para someter a las ovejas descarriadas. Ahora prima la libertad, para el que puede ejercerla, el descreimiento y el dinero. Los que ejercen su libertad saben que lo que da dinero es lo que se pone de moda, lo que todos ansían y quieren y desean, y en lo que están dispuestos a invertir. Se construyen ídolos artificiales de laboratorio en muchos casos, que equivalen a las imágenes de cera o de piedra hace muchos más años, a las que se debe idolatrar. Y lo más curioso es que los que ordenan y se benefician de la necesidad de creer en algo del ser humano son los únicos que no creen en nada, excepto en lo bien que se les da dominar a los demás. Es una pena que buenos artistas o profesionales no sean tocados por la varita del éxito y no puedan vivir de acuerdo a su talento y deleitando a mucha más gente que nunca les va a poder conocer. Pero también es una pena cómo juega el monstruo de la ambición con buenos artistas que acaban muriendo de éxito, a los que se les acaba haciendo grande su papel de dioses y terminan “acochinándose en tablas”, temerosos de no alcanzar ese listón imposible con exigencias de deidad.

Ahí anda Michael Jackson, ídolo de los ochenta y parte de los noventa, que no ha levantado cabeza desde que se consagrara en tiempos como el artista más importante y poderoso del mundo mundial. “Thriller” vendió tantas copias que aunque el siguiente LP hubiera sido gloria bendita, no hubiera podido igualarlo.

Guns & Roses se pasan la vida disculpándose ante sus fans (es un detalle por su parte) porque desde hace diez años no se atreven a despegar de nuevo. Viven de las rentas, llegan tarde a conciertos, suspenden otros y el nuevo álbum que prometieron para diciembre de este año (desde hace tiempo) dicen que estará en Marzo del próximo, pero su líder tampoco garantiza que esto vaya a ser así. La verdad es que, con ese miedo que genera el éxito, no me extraña que el muchacho Axl se dedique a pelear, en sentido literal de la palabra, a destrozar la habitación del hotel, en fin, todas esas cosas que el resto de los mortales no podemos ni quizá tenemos necesidad de hacer.

Una pena.




Viaje con nosotros



No es raro en los tiempos que corren que la sinvergonzonería de muchos genere una situación injusta y el perjuicio de otros tantos, cuando no la ruina. El fiasco de Air Madrid ha dejado a miles de pasajeros en el aeropuerto “compuestos y sin novios” mientras que algunos políticos y medios de comunicación han encontrado en ello un filón. (vulture culture).

Los bancos consideran a Air Madrid en situación técnica de insolvencia, al arrastrar unas pérdidas anuales que duplican con creces su capital social, situado en 12 millones de euros tras ser ampliado en marzo de 2005 por las dificultades financieras de la aerolínea. Con este balance, fuentes del sector dan casi por seguro que el juzgado de lo mercantil número cinco de Madrid accederá a la petición de uno de sus acreedores -a la que este jueves se unieron los primeros clientes- para abrir un procedimiento concursal que, salvo solución inesperada, parece abocado a finiquitar la desaparición de la empresa. (Terra)

¿Mala gestión o fuga de capitales? El resultado es que de 130.000 personas que adquirieron los pasajes antes del día 15 de diciembre tendrán que celebrar el año a miles de kilómetros de los suyos, después de haber hecho un gran sacrificio para comprar los billetes. Ante hechos de este calado sería deseable que existiera justicia divina, porque lo que es la humana, escasea bastante. Por si esto fuera poco, algunos políticos están criticando al Ministerio de Fomento porque no ha terminado de solventar el problema. Recordemos que dicho Ministerio ha fletado ya 14 vuelos en los que 5000 personas han podido llegar a sus destinos. Algunos medios de comunicación, al igual que los citados políticos, están desvirtuando los hechos, dando a entender que le corresponde al Ministerio de Fomento solventar la crisis, a la vez que le culpan de mala gestión de la misma, cuando el Ministerio lo que está haciendo es una labor de cooperación para paliar la situación generada por la empresa Air Madrid.


Lamentable es que sucedan estos hechos en los que empresarios sin escrúpulos puedan engañar a los consumidores, ofreciéndoles, a precio más barato que la competencia, un servicio inexistente pero lamentable es también que otros, bien sean medios, bien sean políticos, quieran sacar tajada a costa de manipular y confundir a la opinión pública. La Ministra de Fomento, ante tales ataques ha tenido que aclarar que el Ministerio no es una agencia de viajes y que no va a fletar más aviones. Estas declaraciones han generado que la portavoz de los temas de inmigración de otro partido político haya acusado a Magdalena Álvarez de ser una xenófoba (la mayoría de los pasajeros afectados son de origen latinoamericano) por no ayudar a estas personas. Un poco de vergüenza y un poco de seriedad, por favor, que los ciudadanos no son tontos, ni quieren serlo. No estaría de más que algunos políticos y medios de comunicación se ganaran el sustento sirviendo a la sociedad y no a sus propios intereses.


(Artículo cedido a Adela Gresca de El Pendenciero)

Cómo escribir una crónica de Navidad sin que sea una necrológica



Todos los años, cuando se acerca diciembre, los grandes almacenes esconden las garras tras sus almibarados llamamientos. Un desfile de nombres abstractos sin orden ni sentido se agolpa en los escaparates, junto a las bolas brillantes. Rostros glamourosos y multinacionales sonríen para la cámara, como un elemento más que acompaña a toda la parafernalia, orquestada para conseguir una felicidad de bote a precios escandalosos. La paz se imprime sobre papeles pintados pero pronto es suplantada por la galería de los horrores que impone la realidad.

Entonces, una sonrisa cínica parece inevitable cuando la vista, que estaba posada en una peladilla de la bandeja, se dirige al aparato de televisión. Y es en este preciso instante cuando te preguntas qué significa todo esto, qué es lo que no cuadra o por qué se acepta la farsa con tanta naturalidad. Como si las burbujas de Freixenet no fueran contigo pero, sin embargo, el mes de diciembre las considerara imprescindibles, aún estando vacías.
Es muy probable que a la mayoría de los cristianos y descreídos que celebran estas fiestas con toda la paga “extra” les traiga al fresco que se conmemore la Natividad de Jesús, la de Juan o la de Pedro. El estrés cotidiano da paso al estrés festero en una hábil maniobra publicitaria y se rellena con el relleno del pavo, el hueco reservado para el espíritu. Acto seguido, se envuelve en papel de regalo.

Por si no fuera suficiente, mientras el estómago está más presente que nunca, la radio regurgita que lo de la paz sólo existe en los anuncios publicitarios navideños, pues lo real sin duda prefiere otras cosas: asesinar ilegalmente a un genocida, mientras permite a otros morir de viejos; destrozar de un mazazo la ilusión de que un día el diálogo se imponga a la violencia porque "yo lo valgo"; en fin, toda una serie de menudencias que no consiguen mustiar el ornamento del árbol. Bolsillos y estómagos revientan todos los años en una cara del mundo que da la espalda. Seguiremos mirando para otro lado, una Navidad más, ya que no es cosa nuestra el poder hacer otra cosa. ¿O no?
Tal vez el cocodrilo que indultó a Papá Noel un año más y permitió que al calvo le tocara la lotería puede seguir teniendo sus razones. Tal vez, mientras se ceba de forraje y de blandura, está pensando que la mejor excusa consiste en quejarse de un mundo imperfecto que no le dé miedo, que no le dé trabajo. Un año más, tendremos que indultar también y sin remedio, la necrológica de la Navidad.