jueves, 12 de julio de 2007


Una nueva población de galaxias hasta ahora desconocida puede existir en el fondo extremo del universo, a una distancia tal que la luz tomaría más de 13.000 millones de años en llegarnos, revela un estudio que publica este miércoles el Astrophysical Journal.

Si esto fuera así, esto querría decir que esas viejísimas galaxias se habrían formado en la infancia del universo, cuando éste apenas tenía 500 millones de años, precisa el equipo internacional de astrónomos responsable del estudio, entre los que está el francés Jean-Paul Kneib, del Laboratorio de Astrofísica de Marsella (sur).


Unos 300.000 años después del Big-Bang, explica el estudio, el universo en expansión se tornó transparente a la radiación luminosa, pero ninguna estrella brillaba todavía, razón por la que a esta época los científicos la llaman "las edades sombrías".


El descubrimiento de las primeras estrellas y galaxias que brillaron es uno de los grandes objetivos de los cosmólogos, pero como los telescopios con que cuentan actualmente no lo permiten recurren a técnicas que se basan en fenómenos naturales y en las leyes fundamentales de la física.


Una de estas técnicas, que ha permitido este posible descubrimiento, utiliza el efecto denominado espejismo gravitacional, enunciado por Einstein y ampliamente verificado después, según el cual la luz procedente de un objeto es desviada con fuerza por un campo gravitacional, por el de un amasijo de galaxias por ejemplo.
Por medio de esta técnica, el equipo que ha producido este trabajo al parecer ha identificado, al cabo de tres años de observaciones con el telescopio Keck, situado en el monte Mauna Kea, en Hawaï, seis galaxias que forman activamente estrellas, a 13.000 millones de años luz de la Tierra.


Esto corresponde, subrayan los científicos, a la época en que el universo solo tenía 500 millones de años, o sea menos del 4% de su edad actual.

Agencia France Presse