miércoles, 9 de enero de 2008


Permitidme una pequeña historia:
Hace muchos, muchos años, un inglés que no había salido nunca de su aldea, decidió embarcarse y conocer un poco de mundo e ir anotando, a modo de diario, todas las experiencias que viviese. La primera parada en su camino fue en un pequeño puerto francés; era una noche con intensa niebla y resultó que la primera y única persona que se encontró al bajar del barco fue un hombre cojo. Por lo que, se aprestó a escribir en sus notas: “en Francia siempre es de noche, hay niebla y todos los franceses son cojos.”

Así es como algunas personas afrontan el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo. Si alguna lesbiana y / o gay muestra su desacuerdo o no quiere casarse; piensan que es por que éste no es tan beneficioso como se presenta y que no debe estar regulada de esta forma la convivencia homosexual ni denominarse matrimonio. Siguiendo la misma lógica: si algún heterosexual muestra su desacuerdo con el matrimonio entre personas de distinto sexo, debería plantearse no permitir que nadie se case, ni debe tener tal denominación este tipo de unión civil.

Es curioso como los peperos y sus hooligans repitan que el gobierno surgido de las elecciones del 14 de marzo de 2004 es un “paréntesis”, como si en democracia no existiera el sufragio universal y la, tan traída y llevada cuando interesa, “alternancia política.” No, señores del PP, el único paréntesis asociado a la democracia es la dictadura; a menos que ustedes lo que quieran decir es que los españoles que votamos PSOE damos un golpe de Estado y cercenamos las libertades públicas; sin embargo, eso es algo que dejaron claro los españoles cuando el 15 de diciembre de 1976 votaron mayoritariamente Sí en el Referéndum para la Reforma Política, que posibilitó la legalización de los partidos políticos, incluido el PCE y desembocaron en junio del año 1977 en las primeras elecciones democráticas en España, desde aquel ya lejano febrero de 1936. Por eso, ninguna victoria electoral, ninguno de los tres partidos que hasta la fecha han tenido mayoría parlamentaria, ni ninguno de los cinco presidentes que han recibido el mandato de formar gobierno, ni siquiera si son ustedes quienes ganan las elecciones, han sido, son, ni serán un paréntesis en la historia de nuestro país: son un continuum del sistema de gobierno que nos dimos los españoles el 15 de junio de 1977, refrendado en la actual Constitución el 6 de diciembre de 1978. Quizás convenga que en el Partido Popular y en la Conferencia Episcopal española comiencen a estudiar la historia de la Transición española.

Muchos de los grupos de ultra derecha que apoyan al PP, como el Foro de la Familia o Hazte Oír, ya han amenazado con dejar de hacerlo si no derogan algunas leyes aprobadas por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero; a estos grupos, una consideración. ¿Han pensado el perjuicio real (no imaginario ni paranoico) que ocasionarían a muchas parejas que se quieren y han decido tener un proyecto de vida juntos, si se derogase la reforma de la ley del derecho a contraer matrimonio, que posibilita el de las personas del mismo sexo?; ¿han pensado en los hijos, en la cantidad de niños (de los que ustedes dicen preocuparse y defender) que viven en familias homoparentales y que tiene dos mamás o dos papás (les parezca bien a ustedes o no les parezca) y que verían cercenados sus derechos más elementales al negarles crecer en el entorno familiar en el que se sienten seguros y queridos?. ¿Han pensado en la tragedia que ocasionarían a alguno de estos niños si en lugar de tener dos progenitores legalmente sólo tuviesen uno y éste falleciese, negándole a la otra parte la tutela del menor, quien podría pasar a un Centro de Menores en espera de ser adoptado por una familia (se supone que de derechas y cristiana), separándole así de su verdadera familia?: ¿no es esto un secuestro de menores?.
Ya, ya sé que podría ser entregado a un miembro de la familia del fallecido, pero en tal caso no podría ser una solución parecida a lo anteriormente expuesto, pues todo lo que (en condiciones normales, sin pruebas en contra que lo desaconsejasen) no fuese intentar defender los derechos (y deberes) como progenitor del que viese, sería comparable también al secuestro.

Y aunque Rajoy se viene mostrando ambiguo en sus declaraciones al respecto, alguien tan importante en su partido, como Manuel Fraga, ya han anunciado que habría que derogar algunas leyes del actual Gobierno socialista como la del matrimonio, la del divorcio expres o EpC, que supondría, en caso de que ganasen las próximas elecciones, la pérdida de esos derechos; teniendo que esperar hasta otra ocasión para recuperarlos, con el consiguiente perjuicio legal y democrático.


María José Hernández