martes, 27 de noviembre de 2007
Verdades a voces
Esta carta no debería ir aquí escrita. La razón es muy simple. Cuando se hace una promesa, no se debe incumplir, aunque dicha promesa contradiga la voluntad propia en aras de la ajena. Por otro lado, quien me conoce sabe que no me importa gritar mi verdad a voces, o rectificar, si en algún momento descubro que para mí aquélla deja de serlo. Esta carta, pues, va dirigida a alguien pero cualquiera es libre de tomar partido en ella.
Si me preguntas, te diré que prefiero utilizar la copa, por fino que sea el cristal, a guardarla en la vitrina. Si me preguntas, te diré que prefiero caerme mil veces a no atreverme a dar un paso. Si me preguntas, te diré que prefiero errar, a ni siquiera intentarlo. Te diré a voces que prefiero vivir, aunque no me lo preguntes. No pasa nada, me dices. Eso es lo peor que puede pasar.
Si me preguntas, te diré que prefiero utilizar la copa, por fino que sea el cristal, a guardarla en la vitrina. Si me preguntas, te diré que prefiero caerme mil veces a no atreverme a dar un paso. Si me preguntas, te diré que prefiero errar, a ni siquiera intentarlo. Te diré a voces que prefiero vivir, aunque no me lo preguntes. No pasa nada, me dices. Eso es lo peor que puede pasar.
Publicado por EMB en 10:03
Categoría: La Coctelera 1 comentarios
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