sábado, 18 de agosto de 2007




El diario británico The Times ha difundido una antología estival de 25 de las leyes más absurdas del mundo, que nadie se ha tomado la molestia de abolir y que van desde la prohibición en Francia de llamar Napoleón a un cerdo a la de emborrachar a un pez en el estado norteamericano de Ohio.
La antología, verdadero tributo a la imaginación de los legisladores, permite saber que en el Reino Unido es un acto de traición colocar un sello con la imagen del monarca boca abajo, y que todos los barcos de la Armada Real que entren por el puerto de la capital de Inglaterra deben entregar un barril de ron a la policía de la Torre de Londres.
Además, cualquier mujer embarazada tiene derecho a hacer sus necesidades donde le plazca, incluso, si así lo demanda, en el casco de un policía. No existe la misma tolerancia con quienes contraen enfermedades especialmente contagiosas y, seguramente por esa razón, es completamente ilegal montar en un taxi cuando se ha contraído la peste.
Por lo que se refiere a Estados Unidos, en Vermont una mujer debe obtener el permiso del marido para llevar dentadura postiza, en Kentucky va contra la ley portar escondida un arma de más de seis pies (casi dos metros), en Alabama es ilegal que un automovilista conduzca con los ojos vendados y en Miami montar en patinete dentro de una comisaría de policía.
Algunas leyes dan testimonio de viejos odios fraternales. En la ciudad inglesa de York es legal matar a un escocés, pero sólo si lleva arco y flecha, mientras que en la también inglesa localidad de Chester los galeses no pueden entrar antes de que amanezca ni permanecer tras el anochecer.
Un lector galés de la edición electrónica de The Times se puso en contacto con el periódico para aclarar que la pena por no salir a tiempo de la ciudad era la muerte, pero que "desgraciadamente" esa ley fue abolida en 1979.
Otro lector, estadounidense, hace una aportación que debe ser conocida para que nadie se llame a engaño si pretende dedicarse a la agricultura en Carolina del Norte: allí es ilegal arar campos de algodón con elefantes.

P. D. En el siglo XV, preocupada por la altas tasas de alcoholismo de la población, y principalmente por los trágicos accidentes que éste ocasionaba entre de los arrieros (los transportistas de la época) la reina Isabel I de Castilla (más conocida como Isabel la Católica) firmó un Orden prohibiendo que se sirviese más de una jarra de vino por persona (aproximadamente un litro) y que ésta fuese acompañada de una rebanada de pan y un trozo de carne, de un tamaño que cubriese la boca de la misma; y así nació la famosa TAPA que, para disfrute de madrileños y castellanos, nadie se ha molestado en abolir. ¡Ni que se le ocurra! ¡Faltaría más!
Fuentes: El País y Cadena Ser