viernes, 19 de enero de 2007


Apegados a la literatura, los cantautores aspiran a la difusión de un mensaje concreto, quizás para denunciar determinados aspectos o los propios errores del hombre cometidos en sociedad a través del sistema político, en el que nunca llueve a gusto de todos. En ese sentido, la Bohemia es un refugio, forma parte de una vida dedicada a la experimentación y búsqueda de una verdad que se obtiene leyendo intensamente el legado de los autores del siglo XVIII y XIX, sin olvidarnos de los clásicos, rescatados por la mayoría de medios de comunicación, que los ofertan a precio de saldo. Por otro lado, los músicos fueron el primer antecedente de un estilo de vida que ha generado admiración y comprensión, es decir, que las grandes figuras de la música clásica vivían confinadas, a merced de lo que les daba el Rey por la composición de las obras de cámara. Mozart acabó cansado, enfermo y pobre. Era su destino. Ahora, la mayoría de las estrellas se han encontrado con los deberes hechos, o al menos, las que llegan a la cima de la MTV.

Max Estrella hacía la noche en la capital de Madrid a principios del Siglo XX acompañado de Don Latino, con la desaprobación de su hija y las revueltas sociales, castigadas con violencia por la policía montada. La bebida y la literatura eran el recurso perfecto para pasar la noche, donde la economía familiar era la del día a día y los bancos un sueño para la clase pobre y media.

Ramón del Valle Inclán dio en el clavo. Se vive de las rentas, o de las descripciones de los autores de la Generación del 98. Por su parte, los músicos callejeros eran prestamistas, gente de mal vivir, pero que eran llamados para seducir a la aristocracia como divertimento de la clase adinerada y se acondicionaban a un papel que les daba comida para un año, quizás dos. Despechados de su arte, de la condición de estrellas por temporada, no tenían límite y malgastaban su salario.
En la actualidad, los bancos regulan la vida pública, desde las hipotecas hasta el gasto medio de cualquier familia. En el Rock pasa más de lo mismo, ya que los contratos dan de comer a los abogados de las compañías, al divertimento, y la pose se enmascara cuando ya ha pasado de moda.

Referentes como Fito Cabrales en los tiempos que corren son escasos. Dicen que es una luz que se irá e irá como su 'Soldadito Marinero', pero el caso es que completamos una lista de personalidades que se han mantenido, conservan su público y han superado sus respectivos problemas de adicción a las drogas, alcohol, estrellato y otras disgregaciones de una realidad que fomenta el consumo y el desorden.

En este contexto, la Bohemia se identifica con la clase media, descontenta con lo que ve. Se para a pensar, pero prefiere no vivir en la rutina y huye de la vida tradicional, que será, a la postre, lo que todo el mundo deseará. Después de las críticas contra el Gobierno de cualquier nación, al cantautor le queda el medio ambiente como recurso para reconducir un mensaje deslucido y que pierde credibilidad con el paso de los años.

No hacer nada no está penado. De hecho, a veces sale más económico si se piensa fríamente. Asimismo, echamos de menos una rebeldía que ponga en tela de juicio los pilares sobre los que se sustenta un sistema que goza de cierto progreso y orden, pero que, en el fondo, hace aguas por la descoordinación. De Luces de Bohemia nos vamos a Luces de Desidia. Es quizás el momento de superar los clichés y mirar y aprender de los errores cometidos.


Por Jorge Hierro Álvarez

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