jueves, 24 de mayo de 2007


Con diecinueve años alguien se puso a trabajar para la opción política que más concordaba con sus ideas, si bien es verdad que lo de la política siempre le había sonado a puchero enfermo. Más que nada porque los que más suelen proclamar a los cuatro vientos sus bondades, son los que menos las ponen en práctica. Dime de lo que presumes…

Teniendo esto en cuenta, excepto cuatro románticos, que también los hay, la clase política en su mayoría está compuesta por individuos que se creen con el deber y la capacidad de organizar al resto del mundo. Yo siempre he pensado que los más responsables son los que menos responsabilidades quieren tener y viceversa. Por este motivo, tampoco he entendido nunca que tanta gente quiera echarse tantos cargos a la espalda, si cargo significa “carga”, responsabilidad, salvo si esto obedece a cuestiones distintas. Muchas de estas personas lo que ansían son las prebendas aparejadas al cargo y ninguna responsabilidad, por eso se producen muy pocas dimisiones, el trabajo duro se les suele encargar a los de abajo, etc. En definitiva, que los cargos están muy desvirtuados en cuanto a su contenido, por eso tantas personas los pretenden. Esto no sólo es responsabilidad de los políticos, sino de toda la sociedad que lo consiente, que no exige más a sus representantes porque realmente, tampoco quiere exigirse más a sí misma. Es más fácil decir que todo lo que nos rodea es una mierda que intentar cambiarlo.

Es cierto que se gasta un potosí en campañas electorales que no les sirven a los ciudadanos pero también es verdad que existen estudios que dicen que si un partido no hace campaña perderá muchos votos. Si se llegara a demostrar que las campañas no dan votos, sino que quitan, entonces desaparecerían. Es lo mismo que decir que es una aberración lo que las empresas se gastan en publicidad. Lo es, pero pienso que las empresas no se gastan un duro si no es porque este gasto lo van a recuperar con creces. Así funcionamos. Yo reniego de la publicidad, y las campañas electorales son publicidad. Hoy en día no se valora la calidad sino que el producto o la persona se conozca, para bien o para mal.

Es cierto que existe corrupción en el terreno político pero también es cierto que existe corrupción en el sector privado y si me apuráis, muchas veces me han dado ganas de poner a caer de un burro a ese “jeta” que salta delante de mis narices el torno del metro cuando yo me dispongo a pasar mi billete. ¿Por qué hay personas que se creen con más derechos que otras? ¿Por qué hay personas que se creen con derecho a decir: prefiero pedir antes que robar? ¿por qué tienen muchos la manía de decir: porque yo lo valgo? Sólo vale el que se mueve en la vida con valores, no con la caradura de creerse más que los demás. Trabajemos en crear una sociedad más válida, desde la política hasta el último mono. La queja debe ir aparejada de acción. Y vale más una pequeña acción que todas las quejas del mundo, si no van encaminadas a la acción.

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