viernes, 26 de enero de 2007

Educación para la Ciudadanía


Lo de la enseñanza es aterrador porque, además parece que todas las deficiencias se resuelven dotando a los centros de muchos ordenadores. A mí me parece muy bien que los ordenadores entren en la escuela como complemento, como herramienta útil, prácticamente imprescindible en el mundo actual, pero la educación debe ser cosa de los maestros, de los profesores humanos, no se la puede confiar a los ordenadores y menos aún en una sociedad donde la educación infantil empieza con la televisión desde la cuna. Hoy en día, un niño, en cuanto abre los ojos empieza a ver televisión. Antes de ir a un colegio o una guardería, el niño ya ha recibido muchas imágenes televisivas cómodamente, sin hacer ningún esfuerzo. Convénzale usted luego para que haga el esfuerzo de leer. Por no hablar de los contenidos. Cuando un personaje de esos dibujos arrea un estacazo a otro, el niño se ríe, se lo pasa muy bien, es decir, se le va induciendo a la cultura de la violencia de manera divertida y dosificada. Para rematarlo, vienen luego los anuncios publicitarios con los que se le va incitando al consumismo. De modo que la educación ya empieza muy mal y no me parece el mejor remedio amarrarlo a continuación a un ordenador, con el que aprenderá muchas cosas, no lo dudo, pero lo que no va a aprender, evidentemente, son relaciones humanas. Incluso, aunque se elijan juegos que estimulen muchas cualidades humanas, lo que no enseña la consolita es a relacionarse con los demás. Las relaciones con otro se aprenden jugando, en la calle, en el recreo, haciendo deporte, pero jugando entre seres humanos, no entre un humano y una máquina. Y sin embargo, parece que hemos triunfado si metemos muchos ordenadores en el aula desplazando al profesor, que es quien podría enseñar y transmitir los valores humanos. La formación así concebida no va encaminada a enseñar a vivir; se enseña a consumir y producir, no a vivir. Ésa es una de las razones de la pasividad de la gente ante las cosas que ocurren. No se nos educa para ser ciudadanos, se nos enseña a gastar, a consumir, y fíjense que a la palabra “vividor” se la ha cargado con connotaciones peyorativas cuando vivir plenamente debería ser la meta.


José Luis Sampedro. Escribir es vivir

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